Lo único que tenía eran recuerdos.
Recuerdos que lo impregnaban todo, pero que no conseguían llenar el vacío.
Recuerdos que ya no sabía como interpretar, habían dado tantas vueltas en su cabeza que sólo volver la vista a un mínimo detalle de aquellos momentos le producía mareos y ansiedad. Estaba cansada de tanto intentar entender y buscar un significado a cada movimiento, cada palabra, cada gesto, que quizá no significaban nada... era perder el tiempo, y eso lo detestaba.
Y no podía parar. Cada paso y cada conversación, cada silencio, cada frase hacía eco en su cabeza y muchas veces pensó que era probable que las locuras que extraía de recordarlos fuesen ciertas, pero luego volvía a la realidad y ya nada de lo imaginado era tangible... Y esto no era estar enamorada, no, esto era su cabeza un día normal por alguien especial, cuando se percató de ello se echó las manos a la cabeza, sólo del miedo a la sensación que sufriría si algún día se enamoraba. Si esta vez era así, no quería ni pensar como sería cuando apareciera alguien mas importante en su vida.
Lo tenía todo, o al menos eso le habían dicho siempre, pero no tenía nada, solo preguntas, tantísimas preguntas cada segundo del día que a veces deseaba dormir despierta, pero sin soñar, pues por la noche tampoco la abandonaban los sueños, que eran preguntas inconscientes y más intensas cuando solo quería descansar de las diurnas. No tenía nada, nada, nada, y es que no tenía nada porque no era tan inteligente como todos pensaban, ni tan complicada (bueno, tal vez eso si), a veces pensaba que, encontrando a alguien igual encontraría la solución, ya que al menos tendría quien comprendiera sus repentinos cambios de humor, y a ella le encantaría tener que comprenderlos también.
Puede que en el fondo solo fuese eso lo que deseaba, tan imposible de encontrar... Puede que no. Si había algo que se esforzaba por entender y no podía era a si misma. Y mientras escribía esto millones de cosas más giraban violentamente entre la materia gris de su cerebro, algunas estirando los brazos para alcanzar su corazón, pero millones de cosas no se pueden escribir, y se quedan dentro agravando su estado mental.