después del horizonte, tus labios

es desconcertante el temblor de tus pupilas, no sé,
me daría miedo si fuera capaz de sentir tal cosa,
pero es que contigo ahí,
mirando el mundo desde algún espejo de tu torre de cristal,
donde nadie puede hacerte daño,

ni siquiera yo,
es todo más difícil.

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