Latente


Tu olor,
igual que tu recuerdo,
reaparece entre mis sábanas
aunque las haya lavado,
y aunque las cambie por otras.

Dime como follas y te diré como eres.



Cuando follamos como animales somos la versión más sincera de nosotros mismos. Incluso cuando fingimos estamos revelando la esencia de lo que somos.

Creo que se debe a que, cuando estamos calientes, no nos sobra solamente la ropa, sino todo lo que hemos aprendido, creído o inventado acerca de nosotros. Se nos olvida como no somos y, de repente, solo sabemos ser.

Somos materia sin forma, código sin hoja de estilos, agua sin recipiente. Y fluimos.

Tú, ¿muerdes? ¿jadeas? ¿respiras? ¿abres o cierras los ojos? ¿contraes? ¿estiras? ¿descansas? ¿gritas? ¿arañas? ¿enseñas? ¿aprendes...? Cada palabra y cada silencio es un síntoma para el diagnóstico de las enfermedades de nuestro corazón y los trastornos de nuestros miedos.

En fin, es curioso; nos lo quitamos todo y, cuando nos encontramos completamente desnudos, rotos, vulnerables, secos, necesitamos devorar ferozmente otro cuerpo para sentirnos completos.

Y es precisamente en ese momento de fusión cuando accedemos a un nuevo estado: el de la dulce agonía del caos. La electricidad que sacude cada fibra de nuestro cuerpo ante el vacío, cuando nos corremos. Es en ese momento cuando permitimos, liberada, disfrutar a nuestra alma.


he dicho.



Tu discriminación racial no es más que un reflejo
de un mundo interior infestado de complejos.

cicatrices no existen


Me duele tanto el cuerpo que da miedo
y me cuesta no caerme
cuando pongo un pie en el suelo.

He lavado mi alma con detergente barato
y ahora tiene tantas manchas y agujeros
que para que no se rompa tengo que ir con cuidado.

Tengo fobia a tener fobias
y unas heridas tan grandes
que ya mismo se echan novia.

Mi nevera esta vacía y todos mis bolis sin tinta,
se me ha olvidado vivir
y ha pasado tanto tiempo que la vida ahora es distinta