Hace 12 años
gravedad
Y esta adicción al vértigo me preocupa. No por el peligro de caer, sino por la certeza terrible de que, en algún momento, las distancias no serán peligrosas.
Y donde y cuando no hay peligro, no hay pecado. Y donde y cuando no hay pecado, no hay religión, no hay deseo, no hay gravedad, no hay yo.
No hay nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario