violentĭa


Nos arrastra azotando corriente del agua violenta
turbulencia tremenda de metal ciclónica
entre vueltas y restos carne rota en el torbellino
que gira que nos retuerce implacable imparable hacia atrás
remolcados sin concesión en el abrupto secuestro
veloz, verde, divino de una ola mayúscula
hacia el centro

estirados de las piernas fuertemente
amarrados los tobillos en cuerdas de espuma
la marea inmensa nos agita con potencia de caballo león
nos ingiere sin devorar, sin masticar
hacia el centro donde no queda oxígeno.

hierve la sangre a golpes, nervios estrujados
el viaje es rápido pero maldito viaje
bañado.


y eso que, al salir, nos secamos.

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