- estaba mirándote


Era perfecta, y era sueño.

Dormía, y en la cama vivía otra vida de noche, a veces incluso de día. Era adicto a soñar, soñaba que la amaba y ella le correspondía. Era el amor perfecto pues en sueños podemos creernos que todo es posible (véase lo que no lo es despiertos), era preciosa, perfecta, un manantial de deseo que inundaba sus sentidos adormecidos entre la suavidad de las sábanas...

Y ella le acariciaba, besaban su piel labios de terciopelo rojo, mordían su espalda pequeños bocados, respiraban su cuello los aromas más intensos. Fuera todos le envidiaban porque era él a quien regalaba su cuerpo, su alma, sus ganas, su tiempo y sus palabras. Ellos, solos, querían vivir esa vida y todos les dejaban, de nuevo era precioso, de nuevo era perfecto, pero lo imposible del sueño, ¿qué será? Que no es eterno y al despertar se desvanece su rostro, su olor y sus besos.

Feliz en su otra vida ilusoria, moría al abrir los ojos en el mundo real de los infelices despiertos. Despegaba los párpados y ahí estaba ella, era real y podía tenerla sin miedo a caerse de la cama, en el mundo el peligro es el otro, el que en sueños desaparece.

No hay comentarios: