descansos cerebrales


Con la piel dormida y el cerebro recalentado por el sol, los pensamientos corretean por el salón y vuelven dentro de mi cabeza. 'Jajaja', A veces me asalta una carcajada somnolienta cuando las ideas me hacen cosquillas mientras dibujan y colorean sobre la materia gris adormecida. Y todo se vuelve mucho más efímero y absurdo en este limbo entre el sueño y la vigilia. Debe de ser así como a los autores se les ocurren las sátiras y las comedias...

Estos descansos cerebrales son agradables, adictivos. Descansan las reflexiones y los instintos primarios en alguna isla perdida del Pacífico y, como en un retiro espiritual, sus esencias se comprenden y aceptan mutuamente. Es a la vuelta al trabajo cuando vuelven los conflictos. Es la versión perpetua del estrés post-vacacional.


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