La buena vida ...

Su pelo, larguísimo, desparramado sobre la almohada,
inexplicablemente seguía sonando áquel disco de blues,
aún tenían horas, era pronto para pensar en el final,
para despedirse faltaban aún mil besos, quizás mil uno,
sobre la mesa; películas, poesía, bacardi, chocolate.



Solo existía 'allí', solo existía 'entonces'.

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