Los días seguirán pasando.

Es inteligente y preciosa, está sola y no es feliz.

Ella... que fue, sin saberlo, protagonista de un estúpido relato adolescente, sigue siendo así de frágil, pero al menos se da cuenta. En mi historia había un feliz 'continuará', un cambio que deseé que sucediera, pero ayer la volví a ver,... ayer. Era la misma de siempre, solo con los ojos más abiertos.

Ahora, se mira al espejo y ve una imagen que no quiere reconocer como la suya... La expresión, cansada y, azul, su mirada enmarcada en unas ojeras cada vez más profundas. Trabaja, apenas duerme, el prozac lo hace todo menos difícil y a ella más indiferente.

Ayer la visité, hablamos tomando algo de café, la veía triste e intentaba animarla con chistes fáciles y anécdotas que sé que ya conoce. De vez en cuando parecía algo contenta, a veces incluso reía, pero cada vez que lo hacía... Yo, al escuchar sus carcajadas, me sentía un poco mejor, pero no podía quitar de mi cabeza que sé que hay tantas cosas tras su risa... ganas de hacerlo más a menudo, contados los recuerdos de buenos momentos durante éstos últimos años, arrepentimiento por no haber hecho lo que realmente deseaba, por haber elegido el camino equivocado y, después, haber continuado en él...

Solo me gustaría poder hacer algo por ella.

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