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- Dime algo que sea verdad.
- Te quiero.
- Demasiado fácil y, por favor, la proxima vez apela a mi razón y no a mi sentido del humor.
- Te quiero, pero en una hora te habré olvidado.
- Jajaja, ni a mis sentimientos, gracias. Esta vez sobreactuado.
- ¿Para qué quieres la verdad? Mentir es más divertido.
- Ah, actrices... Pues diviérteme, cuentame una gran mentira.
- El mundo--
- No sigas.
- Si, perdona, ¿por qué será lo primero que se me viene a la cabeza? ... Una gran mentira, pues, yo.
- ¿Tú?
- Si. Todos creen que miento cuando digo la verdad y que digo la verdad cuando miento, todos intentan desentrañar la sinceridad o el engaño en mis palabras, pero no saben hacerlo. Al final, para unos soy la actriz y para otros la honesta exagerada.
- Y, ¿quién eres en realidad?
- Pues soy,... ¿Quién sabe?