Un gusano trepaba por mi espalda acercándose peligrosamente a mi cuello, por dentro, me carcomía, por fuera... eran como besos humedos y diminutos.
* * *
Entonces el gusano desaparece, ella camina por una solitaria calle de una ciudad que en mi imaginación es Nueva York, letreros enormes, publicidad, un extraño vendedor de palomitas gritando a pleno pulmón a nadie, porque nadie le escuchaba, ni siquiera ella, que parecía muy decidida a llegar a algún sitio por aquella amplia calle que parecía terminar en el horizonte, o tal vez más alla. Entonces la gran avenida se hace más y más pequeña por momentos, se convierte en una simple calle torremolinense, casi pueblerina, cuyo final es un muro insípido que la asusta. Se gira violentamente y encuentra, donde antes había una enorme calle, húmeda y preciosa, ahora hay una empinada cuesta a un lugar que su vista no alcanza a ver. Siente el peligro, la duda, la soledad, ansias de salir de allí, de subir y seguir subiendo para ver lo que hay arriba, se pregunta si podrá alcanzarlo... Un reloj de arena aparece a sus espaldas, la persigue... tan increíble como cierto, el tiempo apremia hasta para los niños, ya no sólo el futuro, sino el pasado de un tiempo a esta parte es como una constante toma de decisiones demasiado complicadas para su edad. No hay decisión correcta.
Todo desaparece, la calle, el reloj, la niña, todo. Vuelve el gusano que trepa en el vacío que lentamente se convierte de nuevo en su espalda, alcanza su cuello, ella no se sobresalta. El gusano alcanza su oreja, ella vive el momento entre desagradable y placentero, siente algo, por un momento sólo siente, sin pensar. El gusano susurra en su oido; uiere a quien te quiera, no a quien te ilusione.
- ¿Y ESO QUÉ COÑO SIGNIFICA?
Sabe muy bien lo que significa, pero no sabe si es lo que debe hacer. Sin ilusión,... ¿es mejor arriesgarse al desamor o darse a quien te quiere sin quererlo?
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