En la noria de mi habitación

Diminutos cristales artificiales color azul



Sumergidos en algo que no acierto a distinguir



Debe de ser agua,... o tal vez no.



Girando y revolviéndose sin más



chocando contra paredes transparentes



que los separan de algun modo



del aire que beso desesperadamente cada segundo,



aire de vida que muero por respirar.



Frías e impenetrables,



no me permiten pasar



solo mirar desde fuera como un turista perdido que no sabe lo que está contemplando.



Solo veo colores que se entrecruzan en algo que no acierto a distinguir



Debe de ser agua,... o tal vez no.



Mis ansias de adentrarme en ese microcosmos



crecen conforme el movimiento de los cristales



se hace más y más y más rápido.



Mis dedos tocan las paredes



y con la cabeza inclinada intentando comprender



me siento una niña mirando pequeña una pecera,



fascinada por el brillo plateado de los peces al pasar



y solo tengo ganas de entrar y bucear,



con ellos...




Pero sigue siendo fría e impenetrable.

Últimos segundos frente al espejo

Sudaba, no podía dejar de sudar...


Una gruesa capa de maquillaje cubría las señales de la adolescencia y el carmín en los labios le daba aire de mujer fatal, demasiado rimmel quizá, quizá demasiado poco, el caso es que había conseguido la imagen que ansiaba, aunque la niña debajo de la pintura miraba con recelo, le repugnaba lo que veía... La del espejo, que le devolvía una mirada descarada, no parecía para nada extrañada, sino contenta y segura de si misma, esa era la persona que iba a salir al mundo protegiendo a la de debajo, como un armazón de belleza que evitaría muchos golpes a la criatura que cubría, la cual había decidido cambiar definitivamente la timidez por el descaro y la inocencia por una prepotencia que, esperaba, todos encontrarían intimidante.



Estaba incómoda, nerviosa, sabía que desde ese día su vida se convertiría en una película constante, había creado al personaje perfecto y sabía que podría interpretarlo a la perfección, nunca volvería a ser ella misma, no, sería mejor. Había conformado a una nueva persona fascinante y, lo más importante, hermosa, tanto que nadie se resistiría a acercarse a ella.



Nada de aquello en lo que iba a convertirse le gustaba, y no tenía nada que ver con su auténtica forma de ser, sin embargo sabía perfectamente que aquel era el prototipo que a todos atraía, por algún motivo que no alcanzaba a entender. Se preguntó a si misma por última vez si estaba segura de lo que iba a hacer, y se contestó, también por ultima vez, un sí forzado.



Se puso los tacones, se miró de nuevo en el espejo, estaba preciosa y lo sabía... Salió, saludó, habló, rió, contestó, enamoró, alucinó, destacó... actuó... actuó... el carmín le duro poco y la ropa mucho menos.



Siguió actuando...

Quiiiiieta, muy quieta


Llueve...

sigue lloviendo, cae agua helada del cielo y el ambiente es tan frío que me congelo, no puedo seguir caminando, un paso más y siento, se que me romperé en mil pedazos que quedarán esparcidos por la calle hasta fundirse con el agua de los charcos.

La estrategia de ese momento es quedarse quieto a escuchar el silencio por si encuentro algo que me distraiga, sin intentar seguir adelante ni pensar, no, por Dios, pensar no quiero. Tal vez así, parada, quieta en el medio de la calle mientras sigue cayendo agua a mi alrededor, encuentre alguna respuesta absurda a mi eterna pregunta estúpida;
¿Por qué?

Durante un tiempo fue válida, o al menos relajante, la respuesta de no contestarla, de decirme a mi misma que no hay que pensar en eso, no, pensar no quiero.

Pero el agua sigue cayendo, y cada gota hace un sonido inocentemente diferente a las demás al chocar contra el suelo, y cada una evoca en mi cabeza la idea de una vida que acaba así... con un 'clok' sobre un charco o contra la acera gris, sin más sentido que ese; salir de algún lugar muy lejano a mi cabeza y caer, solo caer, sin que nada ni nadie pueda cambiarlo, son como millones de personas de vida demasiado corta.

Ya estoy pensando otra vez, es un no parar, pero cesa un momento para dejarme sentir en los dedos el agua cayendo sobre ellos y luego resbalando por la mano hasta caer de nuevo... Por mi nariz se desliza otra gota, esta fría, demasiado, no me importa, mi mente ha cesado, me hace cosquillas, pero de esas que no hacen reír, me encanta... no pienso, es el paraíso por un momento.

***


No llueve, hace sol... Estamos en Marzo y el calor comienza a ser insoportable pero el mundo sigue adelante, por algún motivo quieren sacarte de aquí y me niego, no... nunca.

amor con hora de caducidad

Suspira profundamente, pienso...

¿Es que nadie puede ver lo que yo veo?

Ni tocar la luz de sus ojos

o ver el aroma que desprenden sus pensamientos

Es como perderse en un mundo ajeno

de algodón y terciopelo...

Surge un hilo musical, todo tiene sentido, deseos

deseos de perderme una noche en su perfume y

sus ojos

verdes

quietos.



Ser todo por un momento, ser nada,

seremos nada despues de unas horas y mil besos,

cuando el amor se esfume

*
Alguna vez lo escribí y pensé que sonaba bien, luego deje de hacerlo, de hecho en mi cabeza no suena mal del todo, sino diferente, con otra voz menos femenina y mas rodeada de humo... gracias.

Todo todo todo todo todo


Mírame,... piénsame, suéñame, quiéreme, obsesiónate

Dime,... bésame, acuéstame, despiértame, alucíname

Léeme... cómeme, saboréame, siénteme, descúbreme



Yo, que he desvanecido la gravedad al primer intento

quiero que me impresiones,... pruébalo.............sorpréndeme



Mirémonos, pensémonos, soñémonos, querámonos, obsesionémonos,

digámonos, besémonos, acostémonos, despertémonos, alucinémonos

leámonos, comámonos, saboreémonos, sintámonos, descubrámonos

Tu, y yo y todos los que quieran vivir... enamorémonos de la vida y démoslo todo por ella y conseguir lo que queramos, por ser nosotros mismos sin atarnos

Noches de viento

Las noches de viento son...indescriptibles si eres (yo),... una mezcla entre película de terror en infinito suspense y silencio demasiado duradero si en soledad. Esas noches, en las que el movimiento del aire silva en la calle y hace temblar las ventanas, es imposible resistirse a coger una manta suave a poder ser colorida y envolverse en ella a escuchar los lamentos de la nauraleza a través del cristal... Dentro, entre el sueño y el calor intentamos ver a ese que hace el sonido, y seria inapreciable el fenómeno del exterior si no fuese por el violento movimiento de los árboles o las chicas que, con el pelo en la cara pegado al pintalabios, caminan con dificultad y tacones.

Son momentos mágicos.

Y si a estos momentos sumamos una balada de hilo musical, una canción tal vez sobre corazones rotos o personas con ansias de vivir, una música que vaya infiltrándose en nuestra mente e inundando nuestros sentidos... hasta que llega un momento en el que la melodía se funde con el movimiento de los árboles provocado por el viento. Al final es todo como un ecualizador natural y perfecto.

Son noches de viento.

- Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuu... - Dice el viento,

y es como una nana que nos canta a todos los que queramos escucharla.

Vasos de agua en soledad


Cuando esta uno solo, sentado a una mesa con un vaso transparente y semilleno en la mano, es casi imposible no dejarse llevar y sentirse por un momento como el borracho de alguna película, coger el vaso con el codo apoyado sobre la mesa y llevarselo a la boca, y beber hasta que quede muy poquito... entonces, con el vaso aún en la mano, poner la expresión de que el agua tiene unos 50 grados de alcohol que te queman la garganta, balancear el vaso entre los dedos y ver como el líquido ondea en el fondo, dejar que tu mirada se pierda, fija en la dulce cadencia de las ondas de agua a traves del cristal...

Perderse en ella... dejarse llevar, no pensar...

Y, si estando en eso algo te despierta de tu letargo, entonces la expresión cambia a la de mareo, con los ojos entrecerrados. Es en ese momento cuando colocas el vaso sobre tu frente, sintiendo el frío que desprende sobre la piel, esto dura solo unos instantes, porque entonces coges el vaso y lo pones sobre la mesa violentamente, pero sin romperlo. Lo dejas sobre la mesa haciendo un ruido seco y dejas caer la cabeza sobre las manos, con los codos apoyados, y deslizas los dedos entre el pelo, recorriendo toda la cabeza hasta cansarte... y puede acabar cuando tu quieras.
Es el cortometraje de un momento aburrido cualquiera.

El jazz de mis latidos como banda sonora


Caminando sin destino preciso en un día soleado y precioso... rodeada del infernal ruido de los coches y con un enorme peso sobre la espalda, pero todo tiene solución, cuan fácil es colocar un auricular en cada oído y girar la ruedecita del volumen de la música hacia la derecha, un poquito, un poco más, un poco más... lo suficiente para que el resto del mundo esté callado. Llega un momento en el que lo único que siento es el sol en cada poro expuesto de mi piel y la música en mi cabeza, música que me insta a salir corriendo, a bailar, a aprovechar cada momento y tomar hoy mismo la decisión más importante de mi vida espontáneamente, me pierdo en mis divagaciones silenciosas a través de la melodía que flota en mi cabeza, entonces, la canción se detiene por un momento, un instante de respiración para el solista que, en mi mente supone un segundo en el que solo escucho los latidos de un corazón desbocado que resulta cantar en mi pecho; sístole, diástole, sístole..., pletórico de vida y de energía contenida que necesita expresarse, que necesita salir, despejarse...-


Vuelve a sonar la música, mis labios se mueven mecánicamente siguiendo la letra de la canción y mis pies recorren el ardiente asfalto moviéndose al compás de la batería que inunda mis oídos, el camino se hace corto y llego a un lugar que vagamente reconozco como mi destino, lo había olvidado, iba a alguna parte. Doy los últimos pasos hasta llegar y se acaba la canción, habrá durado apenas unos minutos, sólo unos minutos de mil sensaciones.


Podría vivir de esos minutos eternamente.

Mírame... pero mírame de verdad.

Tus ojos... bosque impenetrable
tentación más que irresistible tu mirada
disfrazada verde de agua,
precipicio al que temo asomarme más que a nada.

Pero mírame.

Lechos de musgo rodean
el pozo inexpugnable de tu pupila temblorosa
que brilla con su luz propia
sobre la aurora boreal.

Pero mírame.

Deseo de vida, ansioso,
fuegos artificiales veo en tus ojos
son susurro de inspiración en los míos
son una música tan dulce que hace temblar mi oído.

Mírame y, aunque sea por un instante
mírame a los ojos.

Sueño insólito... tal vez realidad.

Un gusano trepaba por mi espalda acercándose peligrosamente a mi cuello, por dentro, me carcomía, por fuera... eran como besos humedos y diminutos.
* * *

Entonces el gusano desaparece, ella camina por una solitaria calle de una ciudad que en mi imaginación es Nueva York, letreros enormes, publicidad, un extraño vendedor de palomitas gritando a pleno pulmón a nadie, porque nadie le escuchaba, ni siquiera ella, que parecía muy decidida a llegar a algún sitio por aquella amplia calle que parecía terminar en el horizonte, o tal vez más alla. Entonces la gran avenida se hace más y más pequeña por momentos, se convierte en una simple calle torremolinense, casi pueblerina, cuyo final es un muro insípido que la asusta. Se gira violentamente y encuentra, donde antes había una enorme calle, húmeda y preciosa, ahora hay una empinada cuesta a un lugar que su vista no alcanza a ver. Siente el peligro, la duda, la soledad, ansias de salir de allí, de subir y seguir subiendo para ver lo que hay arriba, se pregunta si podrá alcanzarlo... Un reloj de arena aparece a sus espaldas, la persigue... tan increíble como cierto, el tiempo apremia hasta para los niños, ya no sólo el futuro, sino el pasado de un tiempo a esta parte es como una constante toma de decisiones demasiado complicadas para su edad. No hay decisión correcta.

Todo desaparece, la calle, el reloj, la niña, todo. Vuelve el gusano que trepa en el vacío que lentamente se convierte de nuevo en su espalda, alcanza su cuello, ella no se sobresalta. El gusano alcanza su oreja, ella vive el momento entre desagradable y placentero, siente algo, por un momento sólo siente, sin pensar. El gusano susurra en su oido; uiere a quien te quiera, no a quien te ilusione.

- ¿Y ESO QUÉ COÑO SIGNIFICA?

Sabe muy bien lo que significa, pero no sabe si es lo que debe hacer. Sin ilusión,... ¿es mejor arriesgarse al desamor o darse a quien te quiere sin quererlo?

Días de sol



Los rayos de Sol más madrugadores se cuelan entre el naranja y verde de las cortinas, inundando la estancia de una luz acogedora y cálida, que convierte el despertar en algo maravilloso. Que pena que no sea así el resto del día, pero cuando se amanece así, es una tentación irresistible tumbarse en el suelo con la ventana abierta y dejarse llevar por la imaginación, que parece enloquecer y correr más de lo normal, animada por la claridad, inundad de alegría.


Esos días son increibles, creo que son de los pocos momentos de la vida en los que no se piensa, se actúa, se vive.. se deja uno llevar por las sensaciones más pequeñitas. Tanta luz permite incluso ver las partículas de polvo suspendidas en el aire, como diminutas hojas de un árbol que en otoño empiezan a caer, meciéndose en el aire con una dulce y lenta cadencia hasta llegar al suelo, merece la pena incluso observarlas de cerca, es como entretenerse en un mundo diminuto en el que uno es gigante...


Hoy, es uno de esos días. Uno de esos días que te dejan sin aliento, es un desafío, una interrogación retórica a mi misma para saber que quiero... lo más fácil está al alcance de la mano y no está mal. Lo difícil... sería increible.


Dudas, dudas, y más dudas. Los días de sol hacen más dificil pensar, por eso hoy solo quiero sentir.

Enamorada del amor... profundamente

Todos, o la gran mayoría espero, creemos, cuando somos aún niños, aún ciertamente inocentes, que llegará un día en el que nos enamoremos de la persona indicada, nos casaremos, tendremos hijos y todo será facil. Que ingenuos... solo escuchamos canciones de amor y creemos que las cosas deben ser así, ¿por qué? Me he preguntado tantas veces lo mismo...

Somos tan predecibles, todos, bueno no todos... Cuando creía que en el mundo no había una sola persona que entendiera el amor como yo, cuando creía que iba a tener que adaptarme (más) a las reglas impuestas, cuando me sentía como inmersa en un constante largometraje absurdo e imposible de frenar,... Entonces vi que hay mas personas como yo, solo entonces me di cuenta del error que llevaba cometiendo demasiado tiempo ¿Cómo pude ser tan estúpida de creer que nadie más se daba cuenta de que las cosas no son asi? ¿Tan egoístas son los demás en realidad? Te quiero, te quiero, blablabla, es la frase hecha más usada de la historia y temo que pronto se convertirá en una simple muletilla.

No. Para mi (siempre digo para mi, tal vez por no imponer mi opinión, ya que esta es la única idea que tengo mínimamente clara) el amor es amor de verdad, es ser libre y disfrutar de amarlo todo, a la vida con la otra persona, sea él, sea ella, sean ellos. ¿Como imponer, después de decir 'te quiero', a esa persona que no disfrute plenamente de su vida? ¿Qué queremos, que alguien entregue su todo por uno mismo? Eso es algo que tambíen me he preguntado tantas veces...

Durante mi etapa de letargo adolescente, que muchos llaman 'madurez', pensaba; <> y en mi propia intención estaba todo aquello que odiaba, el compromiso, si quereis llamarlo asi (lectores inexistentes...) ahora me doy cuenta de tantas cosas que debí aprovechar y nisiquiera vi.

Por eso ahora creo que estoy enamorada de la vida, del amor, y es el amante menos generoso que hay, pero me hace sentir viva. Enamorada de las letras, de las gilipolleces que escribo, de las esquinas de las ciudades, del mundo que quiero recorrer algún día, de todo.

Amanecer de los corazones rotos


Se oye una dulce música que facilita el despertar, pero resulta ser el vestigio de un bello sueño que muere al arrancar el día, no es real, como tantas cosas. La blanca luz que se cuela entre las cortinas obliga poco a poco a despegar los párpados y a desperezarse. Girándote sientes tu cabello desparramarse en la almohada, rozando tu piel y al abrir los ojos te das cuenta de que la cama es enorme para una sola persona, la noche ha sido larga e invadida por recuerdos de otras noches tristemente mucho más cortas e inolvidables.

Tras apartar las mantas y poner los pies sobre el suelo es cuando te das cuenta de que es Enero y no llevas calcetines. Los días son fríos aunque haga sol y lo son desde muy temprano, antes de desperte sabes lo duro que va a ser seguir caminando y lo sabes porque la noche anterior te has acostado con una horrible sensación de desasosiego que se traduce de mañana en una sequedad de boca que ni el más fuerte de los enjuagues bucales consigue hacer desaparecer.

La nevera esta llena pero nada apetece y la ropa sigue ordenada en el armario, era incómodo pero era mejor verla sobre el suelo, tras haberla dejado caer sobre él precipitadamente, sin pensarlo dos veces, sin pensarlo una vez... la pasión se echa de menos en cuanto desaparece. En extrañar el amor se tarda más pero se hace más intensamente.

Y a veces lo único que apetece es tumbarse sobre el frío mármol de un suelo gris y no pensar, y cuando aparezca la carne de gallina, entonces al menos por un rato eso mantendra ocupados a los traviesos pensamientos que solo quieren volver a ti para hacerme daño.

Y es que a veces es mejor usar menos el cerebro y mas el cuerpo para decidir.
Así es el amanecer de muchos corazones rotos.

Amante de los puntos suspensivos


De la intriga.

¿No es una delicia escribir tres puntos cuando no hay más argumentos? Yo los admiro, los considero el mejor invento de la historia. Cuando no sabes que decir o que hacer, cuando tienes serias dudas de si lo que estás diciendo suena muy estúpido pero no se te ocurre manera de arreglarlo, cuando estás enamorado, cuando estás arrepentido, cuando tienes miedo de que la respuesta equivocada acabe de escapar tus labios, cuando no sabes como terminar una historia pero tienes que hacerlo rápido.

Y hoy tengo tantas ansias de escribir que las palabras que escriben mis dedos en este viejo teclado pueden no tener mucho sentido, pero estoy tan segura de que necesito dejarlas salir... ¿Véis? Ahí estan otra vez, como salvavidas del escritor frustrado, del que ingenuamente cree que algún día llegará a serlo, son una tentación imprescincible y un error si usados excesivamente. Tengo mucho que aprender y poco que decir por ahora.
Quiero creer que aprendo y que hay gente como yo a la que no quiero necesitar. Quiero creer que aprenderé. Sin duda. Y que me encantará volver atrás y leer esto, aunque nadie lo haya leido y aunque a nadie le importe, si la vida no tiene sentido ¿que hacer? conformarnos por saber que vivimos para nada, no, por favor, a eso no quiero sucumbir.
Blog convertido en diario
...

¿Mini placer es el placer de las pequeñas cosas?


Escribir páginas que nadie va a leer es tan fácil, sin que se sepa quien eres ni el porque de las tonterías que escribes en momentos de absurda desesperación. Cualquier cosa es válida... y quiero comentar tantas cosas... hoy, con la mente como contaminada y atestada de pensamientos inútiles, solo quiero pensar en las pequeñas cosas.

El placer de las pequeñas cosas, ah, si, como despertarse sin calcetines en un día frío y pisar una mullida alfombra de colores, como tener un día de vacaciones en el que no pensar en ninguna horrible obligación, como ver una película que te inunde de pensamientos positivos como que, puede que no hoy ni mañana, pero algún día conseguirás lo que quieres...

Como saber, por una vez en la vida, lo que quieres. Y saber también si saberlo servirá de algo porque hay alguna posibilidad de que se haga realidad.

No es mi mejor día, pero como dije al principio, nadie va a juzgar porque nadie va a leer.



Nadie con mucho que hacer y cero ganas.